jueves, 4 de mayo de 2006

Contra(la)cara de la nada

(Filoso-fiadas para milicianos de nuestro entorno)

Desde Nueva Euphoria, capital du país dos pro-fetas das 3 fronteiras.

BORRADOR 1: Sea breve. Requisito si no indispensable, al menos de buen gusto en medio de tantas poluciones. Si no: eyacule a mansalva frente a los elefantes voladores que poluyen la tierra de la Extensa Porquería. Por gusto. Nunca por obligación. Respétese. No digo: ámese, pues es imposible. Circule poco. De vez en cuando y con triquiñuelas de apariencia aleatoria. Con lo cual se consigue, una aproximación biológica al concepto ancestral de muerte. Eskoria. Basura. Excremento. Para la especie humana. De ellos estamos falando. De felatio. Kosas que no están en nuestras manos, para ser o no ser modificadas. Simule felicidad. Que no cuesta casi nada (un carajo); y como decía el maestro ‘aporta un beneficio de la gran puta’. Ante la duda: arremeta siempre hacia delante. Si posible: sin mirar a los costados. Justamente: sin mira-mientos. De todos modos: igual: nadie te dará bola. Te mirarán como llover. Lloviendo. Ni siquiera como paisaje, en un intento tácito y desesperado por negar/borrar/deletar lo que (te) están oyendo. El cadáver igualmente debe permanecer impávido, a media sonrisa entre tië-y y argelado. In-sopor-table. No vamos a hablar de hijos, ni de países y menos de hystoria. Tampoco calienta el idioma. La fealdad ha muerto. El guiso seguirá hirviendo y nuestra horrible misión (lo máximo) consistirá en agregarle un poco-poquitísimo-michimi de: Chocolate Blanco. Al toque. Al tiro que nadie viene corriéndonos, de atrás. Felizmente (así) hemos ultrapasado la barrera de las elecciones sexuadas contemporáneas. La vejéz: hay que admitirlo, tienen sus ventajas. Mañana dejó de existir hace tiempo y la fauna está (y estará) cada vez más hard. Epileptoide. Convulsiva. Ni te cuento. Para qué. Amargarse será lo único/último que te quede. Opción ridíkula pero válida. En esta circunstancia de valideces perdidas, nadí-verá. Sin amor, sin antropofagia ni imbecilidades semejantes; en un mundo pleno de idiotas sublimes in-crescendo, nuestra sana/santa estupidéz (grado 3) llegará a ser si no la panacea, al menos alivio, álibi. Certeza de pequeñas pequeñeces. No aspiraremos nunca a más. La paranoia y otras debilidades mentales quedaron definitivamente atrás. Y aún la ingenua nada de los poetas y profetas que nos han precedido, ya ni sentido alguno tienen. Lástima. No fue gran kosa, pero de que sirvió, sirvió. En nuestra lengua, nuestro parloteo kachiäi: será abolido el final. Nevermore. Todo final es ilusión. Pura. Aleatoria al mango. Y el sentido (más que Alicia y mejor de lo que quería El Principito) es–será lo único a lo que apuntará 3F. Primer desafío: escriba poëmas, ku’ëntos o lo-que-sea: sin final. Ni bueno ni malo. Una nada absoluta. Absurda. Ergo: libertad inkómoda. Total. ¡Joia! Da para (empezar a) pensar: la vida diferente.

Komandante K

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